La ventana es la manera tradicional de cerrar un hueco de fachada. Los seres humanos llevamos siglos utilizando las ventanas para cerrar los huecos de fachada. Ancestralmente los huecos eran cerrados con ramas, piedras y toda suerte de materiales, que por su forma pudieran encajar en un hueco. En la edad media las ventanas eran una ingeniosa combinación de maderas y hierro forjado. Cada era ha utilizado las técnicas y los materiales que ha tenido a su alcance. En la actualidad las ventanas han dejado de ser un elemento meramente de cerramiento y han alcanzado un grado de nivel tecnológico muy avanzado. Hay que ser muy exigente a la hora de elegir unas ventanas, ya que estas son la continuación transparente del muro de cerramiento. A través de ellas observamos la vida en nuestro entorno más cercano, nuestra calle, nuestro barrio, nuestra ciudad… Las ventanas son un elemento imprescindible en nuestro día a día. Aportan luz a todos nuestros quehaceres diarios. Si nuestras construcciones actuales no tuvieran ventanas, la civilización tal y como la conocemos, sería muy diferente. Si la luz, y en consecuencia, las ventanas, son imprescindibles para nuestra vida, también lo es la calidad de las mismas. No tiene sentido ejecutar un muro de cerramiento para posteriormente aislarlo térmica y acústicamente si a continuación se ejecuta un hueco en la fachada y lo cerramos sin garantizar la máxima calidad, el máximo diseño y el máximo aislamiento térmico y acústico de la fachada. Parece de locos esforzarse mucho en aislar la fachada y luego colocar un elemento de cerramiento mediocre y con gran transmitancia térmica, infiltraciones de aire, poco aislante acústicamente… Para poder elegir los mejores productos, hay que conocer de su existencia. Elige el mejor producto a través de tus necesidades concretas.